La ventana mágica
El sol se colaba por las hendijas de la persiana, que era de día no
cavia ninguna duda, pero ¿qué día? ¿de qué mes? ¿qué año sería? ¿en donde
estaba?.
Sus preguntas no lo agobiaban, fueron cuestionamientos hechos entre
desperezos, en definitiva siempre había más preguntas que respuestas.
Interrogarse es un signo vital del espíritu, como lo es el
pulso en lo físico.
Mientras se dejaba fundir en el ambiente de aquella mañana, se pregunto
la pregunta de todas las preguntas, ¿cuándo deje de preguntar?, cuando había
comenzado a dejar de ser, para dejarse ser por otros.
¿Cuando había decidido enjaularse en la rutina que le funcionaba como un
engranaje perfecto para consumir el tiempo? ¿Lo había decidido?
¿Cómo salir de esa jaula?
Abrió la ventana y era mañana. Ya era libre, tan libre como ayer, pero
consiente que todo estaba para ser interrogado, cuestionado, desconstruido para
poder volver a construirlo.
Por la ventana mágica del corazón entra la vida, todos los días.
Hermoso!!!
ResponderEliminar